30 dic 2011

Fluir

El término "Fluir" ha sido mencionado en algunas ocasiones y lo considero una columna fundamental de www.motivandote.es. Sin embargo, hasta ahora no había ningún post monográfico y quizás ha llegado la hora de hacerlo.

Flow (Fluir), libro de Mihaly Csikszentmihalyi ya incluido en el apartado de "Libros recomendados", trata sobre la felicidad y de los principios que hacen que valga la pena vivir la vida. En su libro Csikszentmihalyi pretende responder a preguntas como ¿por qué algunas personas les encanta su trabajo, se lo pasan bien con su familia y disfrutan de las horas pasadas pensando en soledad mientras otras aborrecen su trabajo, se aburren en casa y les aterra estar solas?

El núcleo de la teoría son los estados de experiencia óptima, los estados de flujo, y cómo se pueden controlar estos estados e incluso provocarlos, ajustar las energías y las habilidades para afrontar los retos de la vida. Parte de la base de que todo el mundo ha tenido una experiencia de este tipo y lo que hay que hacer es reconocer sus características y potenciar ese sentimiento y alcanzar la genuina calidad de vida.

Este estado, que es lo más cercano a lo que llamamos felicidad, depende de dos grupos de condiciones. El primero es externo. Algunas actividades son más susceptibles de producir fluidez que otras porque:
  1. Tienen objetivos concretos y reglas manejables.
  2. Posibilitan el ajuste de las oportunidades de actuar con nuestras capacidades.
  3. Proporcionan información clara acerca de cómo lo estamos haciendo.
  4. Eliminan las distracciones y hacen posible la concentración.
El segundo grupo de condiciones que permiten fluir es interno de cada persona. Como señala Csikszentmihalyi algunas personas cuentan con la extraña habilidad de combinar sus capacidades con las oportunidades que les rodean. Se proponen objetivos que les resultan manejables incluso cuando no parece que puedan hacer nada. Son buenas a la hora de leer la retroinformación que otras no pueden percibir. Pueden concentrarse con facilidad y no se distraen. No tienen miedo a perderse por lo que su ego desaparece fácilmente de la consciencia. Las personas que han aprendido a controlar la consciencia de ese modo cuentan con una “personalidad fluida”. No necesitan jugar para fluir; pueden ser felices incluso trabajando en una cadena de montaje o en solitario.

Eso sí, cuando los desafíos son elevados y se utilizan a fondo las habilidades personales, experimentamos ese estado de flujo pero también es importante señalar que cuanto más elevadas sean las esperanzas, también más elevadas son las probabilidades de frustración.
Posteriormente, en su libro "El yo evolutivo" Csikszentmihalyi define las características de la fluidez:
  1. Objetivos claros: se define claramente un objetivo; retroalimentación inmediata; uno sabe inmediatamente cómo lo está haciendo.
  2. Las oportunidades para actuar de manera decisiva son relativamente altas y encajan con la habilidad propia percibida para actuar. En otras palabras, las habilidades personales se ajustan a los desafíos dados.
  3. Acción y percepción se funden; mente concentrada.
  4. Concentración en la tarea que se realiza; desaparecen de la consciencia de los estímulos irrelevantes; las preocupaciones e inquietudes quedan temporalmente suspendidas.
  5. Una sensación de control potencial.
  6. Pérdida de la consciencia de uno mismo, de los límites del ego, sensación de crecimiento y de formar parte de alguna entidad más grande.
  7. Sentido del tiempo alterado, que normalmente parece con mayor rapidez.
  8. La experiencia se forma autotélica: si algunas de las condiciones previas están presentes, lo que uno hace se convierte en autotélico o que vale la pena hacerlo por sí mismo.
En definitiva, son muchas las razones que hacen que fluir sea beneficioso, la más importante es la calidad de vida que se obtiene, la gente es más feliz tras haber tenido la oportunidad de experimentar situaciones de flujo. Estos beneficios se pueden resumir en una mayor creatividad, máximo rendimiento, desarrollo del talento, productividad, autoestima, disminución del estrés, aplicaciones clínicas, etc. Cuando no hay fluidez las personas se ven empujadas a desempeñar actividades que son disipadoras o destructivas y el resultado es la entropía en vez de la armonía.

Como ha dicho en alguna ocasión Csikszentmihalyi: "Algunas veces las cosas se hacen por diversión".

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